Tras una dura jornada de movilizaciones, violencia y cargas policiales durante las marchas del 1 de mayo en Francia, que se saldó con más de 280 detenciones en París, el gobierno que preside Emmanuel Macron ha decidido responder con un mayor despligue de policías para “separar a los que solo quieren protestar de los que su única intención es destrozar”, según explicó Gerard Collomb, ministro del Interior francés, en declaraciones a France 2.
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| Un grupo de encapuchados durante la manifestación del 1 de mayo en París.
Los actos violentos del 1 de mayo fueron condenados por prácticamente todos los partidos. Los derechistas Les Républicains y En Marche y la ultraderecha del Frente Nacional culparon de los hechos a “1.200 infiltrados de extrema izquierda”, según el dato aportado por la Prefectura de la Policía. También los socioliberales del Partido Socialista y la izquierda, encabezada por La France Insoumise, reprobaron la violencia de esta jornada.
El líder de este último partido, Jean-Luc Mélenchon, aseguró que “sin duda” se trataba de “bandas de extrema derecha”, mientras que numerosos colectivos y manifestantes denunciaron que entre los alborotadores había numerosos agentes del Estado infiltrados, cuyo objetivo sería desestabilizar la manifestación para criminalizar y desalentar a quienes desean expresar su descontento social en las calles de forma pacífica.
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