Varios estudios e investigaciones de diversos organismos no gubernamentales que se han realizando desde hace algunos años vienen mostrando el influjo negativo que tiene el cultivo de palma africana en distintos países de América Latina en lo concerniente a violación de derechos humanos, conflictos de tenencia de tierra e impunidad.
Este sector agrícola ha iniciado un incremento de su producción en Latinoamérica y con ello, se ha aumentado el potencial para dar lugar a conflictos sociales y destrucción ambiental. De los diez principales países productores de palma en la región, solo uno (Costa Rica) no está catalogado como “altamente corrupto” por Transparencia Internacional. Igualmente, más de un tercio de las empresas se encuentran bajo investigación por abusos laborales, destrucción masiva del medio ambiente y conflictos sociales.
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