Países de toda Asia se encuentran reunidos en Melbourne esta semana para negociar el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP), un tratado comercial que afectaría a casi la mitad de la población mundial, entre ellos Tailandia, Indonesia, China, India, Japón, Corea y Australia.
Los tratados comerciales parecen ser aspectos inaccesibles y distantes de los sistemas jurídicos internacionales, desconectados de las realidades locales y nacionales. Pero de hecho, sucede lo contrario. El comercio y las inversiones tienen profundos impactos sobre las cuestiones locales y nacionales y tienen la capacidad de socavar derechos humanos y ambientales básicos y principios clave de la democracia.
El RCEP está enfocado en la liberalización del comercio y las inversiones, los derechos de propiedad intelectual, los servicios, las políticas de competencia – al igual que muchos otros acuerdos comerciales.
El acuerdo repercutiría en cómo los gobiernos reglamentan nuestra economía. Las negociaciones se dan tras puertas cerradas y sin control democrático, y por eso el acuerdo resultante probablemente coloque los intereses empresariales por encima del interés público.
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