«RBUI, nuestro derecho a vivir» es el título del documental sobre la renta básica, universal e incondicional recién traducido al italiano y disponible en los canales de Pressenza. Resultado del trabajo colectivo y voluntario del director Álvaro Orús, el músico David Bazo y muchas personas que han diseñado, filmado, editado, traducido y difundido, la película, que se muestra aquí y al final del artículo, ilustra de manera simple y directa por qué deberíamos considerar seriamente una de las ideas políticas más revolucionarias del momento, una propuesta que trae al centro, gracias a una tributación más justa, la redistribución de la riqueza. La centralidad, lamentablemente eliminada con demasiada frecuencia del debate público a pesar del artículo 53 de la Constitución italiana, prescribe un sistema tributario «regido por criterios de progresividad» capaz de reducir la brecha entre ricos y pobres.
La renta básica es una medida revolucionaria y, al mismo tiempo, esencial en este momento histórico en el que las condiciones de vida de las personas se pisotean sin límites. Es una cantidad que todo ciudadano recibiría por el solo hecho de existir. Es universal, es decir, destinada a todos, desde los más pobres hasta los más ricos. Es incondicional, no importa si tiene otro ingreso o no, no importa si tiene un trabajo o si está dispuesto a trabajar o no, no hay condiciones. También es un ingreso individual que se otorga a cada persona, a diferencia de otras ayudas que se dan a las unidades familiares. Y ha de ser suficiente para poder subsistir.
Defendemos el hecho de que se convierte en un derecho universal, el primero de todos los derechos, el derecho a la subsistencia, el derecho de una persona, de todo ser humano, a poder seguir viviendo. Para que sea un derecho universal, debe ser reconocido a toda la población. Esto no significa que sea una medida ‘injusta’. Todas las personas deberían recibirlo, pero no todas las personas se beneficiarían de él porque, de una forma u otra, las personas más ricas tendrían que pagar más impuestos, como lo exige vuestra Constitución. Parte de esos impuestos se utilizarían para pagar ese ingreso básico universal e incondicional.

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