dimecres, 1 d’abril del 2020

La pandemia acelera el cambio de época y el fin de la era de globalización neoliberal


Secuelas económicas del coronavirus: el rescate masivo de empresas, la estatalización de la economía para hacer frente a los gastos y pérdidas causados por el coronavirus, y el cierre de mercados y de fronteras en la mayor parte de países, anticipan “el fin de la forma de globalización recetada por el dogma neoliberal, que dejó a los individuos y a sociedades enteras incapaces de controlar gran parte de su propio destino”, según la describe Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía.

“Durante los últimos 40 años, las élites de países ricos y pobres prometieron que las políticas neoliberales conducirían a un crecimiento acelerado y que los beneficios se filtrarían hacia abajo para que todos pudieran prosperar”. Así empieza el esclarecedor artículo que Joseph Stiglitz publicó el pasado 26 de noviembre en Social Europe, titulado: El fin del neoliberalismo y el renacimiento de la Historia.




Todo indica que con el coronavirus se está precipitando el principio del fin de esa larga era en la que “la forma de globalización recetada por el dogma neoliberal dejó a los individuos y a sociedades enteras incapaces de controlar gran parte de su propio destino“.

El augurio de Stiglitz estaba ya entonces más que fundamentado –sobre todo, ante el proteccionismo a ultranza que imprime el presidente de EEUU, Donald Trump, a la gran superpotencia económica mundial–, pero tras el estallido de la pandemia planetaria del Covid-19 se refuerzan las señales de que esa globalización neoliberal toca a su fin, en un nuevo mundo de ciudadanos confinados, fronteras cerradas e insolidaridad comercial.

La ausencia de virtudes solidarias de esa doctrina neoliberal quedó evidenciada hace sólo unos días, cuando los gobiernos de Alemania y de Francia prohibieron la exportación de mascarillas y otros elementos básicos de protección sanitaria a Italia, en el momento en que ese país estaba desbordado por cientos de muertes y miles de contagiados diarios. La respuesta inicial de la Unión Europea fue a todas luces tardía e insuficiente, pero incluso ahora –cuando la mortífera amenaza se ha extendido sin remedio a todos los países miembros– se ve constreñida y entorpecida por el corsé que esa doctrina neoliberal impuso a todos los gobiernos para cumplir el dogma del déficit mínimo.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada