En este artículo analizamos el papel de los EE.UU. como desestabilizador del mundo árabe y del mundo islámico y como, a través del absurdo accionar del Departamento de Estado y el Departamento de Defensa de la superpotencia, el mundo se ve delante de un proceso unilateral (de hecho) a despecho de las instancias válidas de concertación mundial.
La presión de la opinión pública y el foco en Irak –al revés que en la Franja de Gaza– llevaron a la Casa Blanca a dejar la inercia y dar inicio a otra "guerra estúpida”. Esta frase era la definición del senador demócrata por el Estado de Illinois, Barack Hussein Obama, al criticar la escalada de Bush Jr. en Irak. Ahora, su administración hunde las patas en el barro anti-EIIL sin hacer el menor esfuerzo para secar la fuente de recursos del proto-Califato. Estados Unidos va a jugar en el ojo del huracán nuevamente y suscitar la reacción de los aliados del Golfo, justamente las monarquías wahabitas aliadas de la superpotencia y abastecedoras de bienes y suministros a Al Qaeda y el EIIL.
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