De aprobarse, el TTIP podría tener un impacto muy negativo en términos ecológicos, sociales, económicos, laborales y democráticos. Profundizaría en el deterioro del estado social y de derechos que conocemos y agudizaría enormemente el conflicto entre capital y vida. El TTIP sólo favorece a las empresas transnacionales. De hecho, la aprobación de este tratado demostraría sin lugar a dudas las cotas de poder a las que las grandes corporaciones han llegado en los campos político y jurídico.
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