Sin conquistar la mente de los trabajadores, éstos serán sumisos esclavos resignados a su miseria y opresión. De ahí la necesidad de una minoría formada por quienes comprenden que el capitalismo domina culturalmente a sus víctimas y que, por lo tanto, libre cotidianamente una batalla cultural para rasgar los velos de la enseñanza, la religión, la propaganda que esconden lo que es realmente el capitalismo. Pero ni los Flores Magón ni los Serdán, ni Voltaire o Rousseau hicieron posibles la Revolución Francesa o la Mexicana. Su contribución fue enorme porque sembraron semillas de libertad pero se necesitó una tierra fértil para que millones de campesinos iletrados antes sumisos se fueran “a la bola” en México o dejaran de esperar de la bondad del rey para pasar a derrocarlo.
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