diumenge, 27 de setembre del 2015

La esperanza está en el mar

Jóvenes sirios y afganos se reparten la escasa agua que tienen para lavarse en el puerto de Mytilene, en la isla de Lesbos.

Si no fuera por la fuerza histórica de la costumbre, que echa por tierra cualquier amago de conjetura, diría que cada llegada es un episodio novedoso. Y sin embargo, lo vimos tantas veces en los medios que crees haberlo visto todo. Evidentemente, es un error. A lo lejos se avista un punto negro en medio de la espesura del mar. ¿Será una roca? Parece que se mueve. Ahí hay algo. Sí, sí. Es una barca. Otra.

La carretera que bordea la costa norte de la isla griega de Lesbos, desde el puerto de Mytilene hasta Molyvos, ofrece una panorámica salpicada por un cordón naranja que guía la mirada. Quedan pocos huecos entre naranja y naranja, entre negro y negro. El inconfundible tono chillón de los chalecos salvavidas y el reflejo del plástico negro de las lanchas despedazadas que abarrotan las orillas fuerzan la vista hacia el punto de fuga que se pierde en el horizonte. El fin parece lejos.


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