dijous, 10 de setembre del 2015

PASANDO A LA PRÁCTICA LA RADICALIDAD CRÍTICA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

En la actual crisis ecológica, social y de cuidados, el papel de los movimientos sociales es fundamental en el despliegue de estrategias de resistencia ante los impactos y en el señalamiento de responsables, como también son un agente clave en la configuración y puesta en práctica de paradigmas alternativos a la globalización capitalista. Algunos de estos paradigmas, como el decrecimiento y el ecofeminismo, albergan líneas de acción que abren espacios fuera del dominio de las empresas transnacionales. En este ámbito se encuentran la soberanía alimentaria, la lucha feminista y la economía social y solidaria.



Los movimientos sociales emancipadores[1] representan una forma específica de acción colectiva con aspectos comunes, como compartir una visión crítica del sistema dominante, expresar una serie de demandas colectivas de interés general que buscan la transformación de las relaciones de poder y actuar a través de dos vías: por un lado, señalando responsabilidades políticas (en ocasiones, mediante movilizaciones confrontativas) y, por otro, desarrollando prácticas alternativas que les permitan avanzar hacia horizontes más justos e inclusivos. Se podría decir, entonces, que uno de sus horizontes es la sostenibilidad de la vida, y que en su caminar van desplazando, de manera más o menos planificada, la centralidad de las multinacionales en el actual modelo capitalista.

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