En el ´60 conocimos un Che que, siendo dirigente de una revolución triunfante, dejaba todos sus cargos para volver al combate en El Congo y en Bolivia. Y que entregaba su vida por la liberación de los pueblos. Y nos dimos cuenta que en él se había construido ese “hombre nuevo” de la Revolución Cubana, decidido a luchar contra la injusticia donde quiera que se diera, porque “lo más importante es la conciencia y la moral”. Nos ganó su coherencia entre el decir y el hacer.
La crisis mundial desatada desde el 2007 que hoy repercute y se extiende a la periferia capitalista, plantea a las nuevas generaciones, seguidoras del Che, igual desafío que el que se nos presentó en el ´60 y ´70 : construir un programa socialista, trazar una estrategia de toma del Poder para América Latina y Argentina y construir una dirección revolucionaria. Sin estos tres elementos la barbarie capitalista se profundizará sin límites.
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