La crisis de Volkswagen es mucho más que un nuevo fraude empresarial, es un síntoma elocuente de que algo crucial está emponzoñado en el corazón mismo del capitalismo que creíamos más solvente y humano, señala el periodista Miguel Ormaetxea en este artículo de opinión, en el que añade que también pone en solfa el papel de la comunicación empresarial, la Responsabilidad Social Corporativa y una información sobre el sector demasiado domesticada y vasalla del poder de las marcas.
La industria del automóvil ha sido y es una de las principales responsables de la contaminación ambiental del mundo. Durante décadas se ha mantenido inmóvil en prácticas viciosas, mientras pastoreaba rebaños de periodistas del sector perfectamente domesticados, mimados por las marcas y convertidos en palmeros de cuanto nuevo modelo salía al mercado.
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