diumenge, 18 de desembre del 2016

F R O N T E R A S : EL “LIBRE” NEGOCIO PARA LAS TRANSNACIONALES ESPAÑOLAS


Resulta contradictorio, a la par que indignante, que en un momento de la historia en el que se promociona el “mundo” como campo libre para las actividades económicas, la fuerza del Estado-nación blinde de las fronteras para impedir la libre movilidad de personas. Desde las instituciones internacionales se les obsequia a las empresas de seguridad privada el poder de decidir quién puede cruzar y quién se queda, actuando impunemente como mercenarias de unos derechos humanos ya desgastados de tanto nombrarlos.




El 18 de julio de 2016 en la valla que separa el territorio griego del macedonio un cartón de los que quedaron olvidados tiene escrito “no somos peligrosas, huimos del peligro”. El territorio es Idomeni, aunque el lugar no importa, ya que podría ser cualquier muro de los que se levantan para recordarnos hasta donde llegan los privilegios. Lo que importa es el mensaje que quedó olvidado. El peligro es el pretexto que más se ha utilizado para alimentar el discurso del odio en Europa, y quien hizo este cartel seguramente sabía bien contra lo que estaba luchando, contra una idea: la del miedo. El miedo a la agresión, el miedo a perder nuestro bienestar o el miedo a que nos quiten “nuestros” recursos y perdamos nuestro nivel de vida. Ese es otro de los motivos por el que la Unión Europea se centra en reforzar la seguridad fronteriza, para ofrecer a todas las que tuvimos la (des)-dicha de quedar encerradas en su territorio, la sensación de protección.

Desde el este de la Unión Europea se nos dan pistas de futuro al resto de países mediterráneos: o nos abocamos a la inercia de las grandes instituciones europeas cuyo poder decisorio obedece a los intereses de las transnacionales u optamos por el desarrollo de alternativas que promuevan y construyan otras vidas posibles desde la autogestión, la solidaridad y el internacionalismo. Por ello no podemos más que convertir la impotencia en una energía que permita generar otras alianzas que no entiendan de fronteras salvo para frenar el proyecto neoliberal y poner punto final a las violaciones sistemáticas de derechos humanos. Seguramente ya ha llegado el momento de tumbar las vallas desde y por la dignidad humana.

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