A la crisis política permanente (corrupción, estado y gobierno débiles, falta de liderazgo en temas como la crisis hídrica o conflictos medioambientales, etc.), hay que sumarle un factor clave como el Odebrecht affair que amenaza con tirarse abajo todo el andamiaje del proceso de transición democrática instaurado con la caída de la dictadura fujimorista ya que involucra a todos los gobiernos posteriores (Toledo, García y Humala), pudiendo convertir la crisis política en una crisis del régimen en su conjunto con efectos hasta ahora incalculables. Según el analista Juan De la Puente, “… Por esas razones, el año 2017 será de una compleja inestabilidad que, al no reducirse en intensidad, será el antecedente de cambios drásticos el año 2018. En ese contexto, la sola discusión de una probable vacancia presidencial representa un elemento perturbador del proceso democrático …”, ( Nueva crisis y nuevo escenario, diario La República, 20/01/17).
A nuestro modo de ver y dependiendo de cómo se desarrolle la crisis nacional, existirían cuatro salidas políticas:
1-Keiko espera el momento y su bancada congresal plantea la vacancia presidencial por incapacidad moral o física y se convierte en la primera mujer presidente a través del adelanto de elecciones;
2-Keiko espera elecciones normales en el 2021 y pierde frente a Julio Guzmán, Martin Vizcarra o Verónica Mendoza;
3-Un golpe cívico-militar como en Honduras o Paraguay para evitar que Keiko o un outsider llegue al poder;
4- Una rebelión social que barre con todo el sistema político neoliberal como continuidad de la semiinsurrección del 2000.
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