Cuando se cumplen 70 años de la proclamación por Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un 10 de diciembre de 1948, sigue siendo tan importante como entonces desear larga vida a la lucha por la democracia y los derechos humanos y apoyar a las asociaciones que hacen de la defensa de la libertad y los derechos humanos el centro de su actividad y de su compromiso con la sociedad de la que forman parte.
Múltiples indicios y algunas pruebas nos advierten desde hace algún tiempo del deterioro de la vinculación de las sociedades con los valores y principios democráticos. Deterioro que se ha hecho evidente en la mayoría de los países capitalistas desarrollados, incluidos los que cuentan con raíces democráticas más profundas. Y en España, que también se ha incorporado con algún retraso, en las recientes elecciones autonómicas en Andalucía, al movimiento mundial de ascenso electoral de la extrema derecha.
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