Nota de edición. Este artículo resultará a la vez útil y polémico para muchos de nuestros lectores. Por eso lo publicamos. Por un lado, su descripción de las cuatro lógicas que han animado históricamente el anticapitalismo (destruir, domar, escapar y erosionar) nos ayuda a entender las lógicas que “no son la nuestra”, a abrir la mente a otras formas de anticapitalismo. En este sentido resulta particularmente interesante el análisis de las “utopías reales”.Por otro lado, el autor valora cada una de estas formas de anticapitalismo y hace una propuesta de cómo pueden combinarse en una alternativa viable. Esta parte resultará polémica: “Así que, ¿cómo ser un anticapitalista en el siglo XXI? Renunciar a la fantasía de aplastar el capitalismo. El capitalismo no es dinamitable, al menos si se quiere construir realmente un futuro de emancipación... Domar y erosionar el capitalismo son las únicas opciones viables.” Pero no es necesario compartir esta propuesta para sacar provecho del artículo. Quienes crean que sigue siendo necesario mantener la perspectiva de destruir el capitalismo pero consideren que no es un posibilidad cercana, seguramente verán la conveniencia de combinar esta perspectiva con el reconocimiento de la utilidad de la lucha por reformas (como hacía la socialdemocracia histórica) y de construir “utopías reales” (como hacen algunas corrientes anarquistas y autónomas) como formas de ganar batallas parciales en la guerra de posiciones que hay por delante. Y en todo caso tratar de entender otras lógicas y experiencias es siempre un ejercicio saludable. Redacción.
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