Estamos ante un macro juicio político que solo beneficia a la derecha y a la extrema derecha. Abascal, Casado y Rivera quieren incendio y guerra prolongada en Catalunya.
Los indepes catalanes te pueden caer mal o incluso muy mal. Puedes rechazar que hayan proclamado una república catalana sin contar con más votos que los de sus partidarios. Te pueden repatear mantras insolidarios como “España nos roba” o el supremacismo sobrado de Quim Torra, que la antigua Convergencia —hoy PdeCAT—, sea uno de los partidos más corruptos y privatizadores de Europa Occidental o el infantilismo de culpar a ese ente abstracto y maléfico llamado génericamente España de todo lo que no funciona o no les gusta. Pueden disgutarte, incluso profundamente, los lazos amarillos, las “acciones imaginativas” de los CDR, Els Segadors y Guardiola y sus bufandas, pero no por eso vas a apoyar un macrojuicio político en el que se pide para los consejeros de un gobierno autonómico penas de prisión más propias de terroristas de ETA o golpistas del 23F.
Vamos a ver, imagínate que esto pasa en Escocia o, no sé, más lejos, en Venezuela, ¿puede juzgarse como delito de rebelión y sedición una declaración de independencia sin ninguna validez jurídica y que no fue acompañada de ningún tipo de acto de fuerza o violencia? La justicia alemana lo ha dejado claro. Solo extraditaría a Puigdemont a España si es para que fuera juzgado por malversación de fondos públicos en la organización de un referéndum ilegal. El único delito realmente imputable en un país medianamente tranquilo a los políticos presos o presos políticos, como prefiera llamarlos.
Estamos, pues, ante un macro juicio político que solo beneficia a la derecha y a la extrema derecha. Esto es lo primero que hay que tener claro.
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