dimecres, 23 d’octubre del 2019

Chile en llamas: el neoliberalismo, herido donde nació


No es fácil en estos días escribir sobre Chile, y no porque no haya mucho que decir; por el contrario, ha pasado tanto en tan poco, son tantas las sorpresas, las emociones, los interrogantes. Es tanta la sucesión de hechos, uno mas sorprendente que el otro, que no se sabe por donde empezar.

Tal vez empezar por una frase dicha la semana pasada por el presidente Sebastián Piñera ante la prensa nacional: “Chile es un verdadero oasis dentro de una América Latina convulsionada”. Lo dijo justo cuando comenzaban las primeras “evasiones masivas”, organizadas por los estudiantes secundarios como una respuesta al alza del pasaje del metro, que cuesta ya un dólar. Durante una semana los jóvenes iban a las estaciones e irrumpían masivamente, saltaban los torniquetes e invitaban a las personas a hacer lo mismo, y no pagar pasaje.




La reacción oficial fue la de siempre, “actos vandálicos, delincuentes, violentistas”, hasta que comenzaron a sumarse a las evasiones los oficinistas, trabajadores, jubilados, etc. Y de las evasiones en el metro se pasó a la superficie, a las calles céntricas, y del centro a los barrios, y de Santiago a Valparaíso, a Concepción, a Iquique … a todo Chile.

Hoy nuestro país está en llamas. Del “oasis” de Piñera pasamos a un terremoto social de magnitudes desconocidas y difíciles de dimensionar ahora. No está claro hacia donde transita Chile en este momento; todo es muy incierto, sobre todo porque la protesta popular-nacional carece de conducción política. Está claro que fueron los secundarios quienes lograron encender la mecha, pero una vez estalladas las llamaradas, la ausencia de conducción política es evidente.

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