dissabte, 25 de juliol del 2020

CHILE: ¿Estamos preparados para un desconfinamiento?


Los recientes anuncios gubernativos de iniciar un desconfinamiento en el gran Santiago, cuando todavía los índices nacionales de la pandemia son muy malos, no pueden ser más preocupantes. Sobre todo teniendo en cuenta la pésima experiencia de los pasados anuncios de la “nueva normalidad”.

En efecto, de acuerdo al Worldometers, y pese a la leve mejoría experimentada en las últimas dos semanas, Chile tiene –lejos- los peores registros de toda América (continente que más sufre la pandemia actualmente) en los dos indicadores objetivos y, a la vez, cruciales que miden el grado de afectación de un país con la enfermedad: Número de personas fallecidas y enfermos graves hospitalizados en relación a la población. En relación a la población, porque los números absolutos esconden la probabilidad real que tienen las personas de cada país de sufrir la enfermedad y la muerte.




De este modo, entre los seis primeros Chile registra (Lunes 20) 451 personas fallecidas por millón (8.633); seguido por Estados Unidos con 434 (143.792); Perú con 406 (13.384); Brasil con 377 (80.251); México con 304 (39.184) y Ecuador con 301 (5.318). Y respecto de los enfermos graves hospitalizados, Chile registra 92 personas por millón (1.764); seguido por El Salvador con 63 (419); Canadá con 57 (2.183); Estados Unidos con 50 (16.625); y Perú y Panamá con 40 (1.303 y 175 respectivamente).

También en el número total de enfermos acumulados por millón (indicador menos fiable de comparar en la medida que los diversos países tienen números diferentes de test por persona), Chile “encabeza” el listado con 17.413 (333.029); seguido por Panamá con 12.604 (54.426); Estados Unidos con 11.962 (3.960.588); Perú con 10.840 (357.681); Brasil con 9.978 (2.121.645); y Bolivia con 5.221 (60.991).

Agrava todo lo anterior el que el Gobierno y la TV nos presenten de modo distorsionada esta realidad al ocultar las cruciales cifras proporcionales e “informarnos” solo de los números absolutos en que evidentemente somos “superados” por gran margen por países como Estados Unidos y Brasil; y en cuanto al número de fallecidos, también por México y Perú. Con ello se está disminuyendo la percepción de la gravedad del problema, con la consecuente falsa seguridad que ello genera. 

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