dilluns, 27 de juliol del 2020

La nueva normalidad: ¿más de lo mismo o lo mismo con más?


“Actuar con el optimismo del corazón y con el pesimismo de la razón”

Antonio Gramsci

La pandemia de COVID-19 que se desplegó por todo el mundo nos ha dejado o sin palabras, por un lado, o con la imperiosa necesidad de hablar y hablar para encontrarle sentido, por otro. Ambas reacciones son tan normales como esperables: no sabemos bien qué decir, o hablamos infinitamente para tratar de entender lo que está sucediendo. ¿Qué debemos hacer entonces? ¿Qué es lo “correcto”? No hay corrección a la vista. Hay preguntas abiertas, solo eso. Y bastante ansiedad.

En medio de ese cúmulo infinito de preguntas y decires surge de todo un poco: desde intentos serios y profundos de escudriñar la situación a repeticiones mecánicas de lo dicho desde el discurso oficial dominante, desde visiones apocalípticas a lecturas en clave de conspiración, desde memes y chistes para descomprimir la angustia a lúgubres percepciones agoreras. En verdad, nadie tiene “la” explicación, simplemente porque no la hay. Estamos ante un sinnúmero de factores complejos que muestran lo tremendamente intrincado del mundo actual (¿presencia y efectividad del “efecto mariposa”?)





Con un mínimo de seriedad y aplomo científico, es imposible decir que todo esto estuvo pergeñado por alguien, el cual se beneficiará a mediano plazo. Lo que sí es cierto, es que habrá quien sí saque más provecho de la situación, y quien se verá más perjudicado. Como van las cosas de momento, asumiendo que esto es un fenómeno natural que tocó a toda la Humanidad y que no hay mano criminal en el asunto, ciertos grupos de poder (digamos: muchos de los de siempre) saldrán ampliamente beneficiados. En términos generales, desde una lectura clasista del proceso en juego, está más que claro que pequeños grupos de poder harán su negocio, mientras que las grandes masas populares de todo el planeta retrocederán. Eso ya está sucediendo.

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