Refugiados cargan sus móviles en la caseta del Partido Comunista Griego (KKE |
Mytiline está saturada. Y eso que las medidas para agilizar el traslado de refugiados a Atenas (más funcionarios para tomarles los datos y barcos extra para el traslado) han tenido efecto. Hace dos semanas, la población de este municipio de 28.000 habitantes se había duplicado. Ahora el porcentaje se ha reducido, pero los exiliados siguen llegando a cientos. “No voy a dar marcha atrás”, es la consigna que repiten todos. Saben que, por delante, tienen un largo y penoso camino que puede terminar abruptamente en Hungría. Pero han tomado la decisión y no tienen otra opción que sumarse a esa línea recta de personas que caminan hacia Europa.
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