El éxito de Mafalda ha trascendido generaciones y fronteras durante décadas. A esta niñita, que tranquilamente declaraba frases tan turbadoras como "lo malo de la gran familia humana es que todos quieren ser el padre" o "la sopa es a la niñez lo que el comunismo es a la democracia", puede vérsela comúnmente pegada en las paredes de oficinas o como estandarte de diversas protestas y manifestaciones. A España llegó en pleno tardofranquismo y fue muy bien recibida por diversos círculos antifascistas. ¿Qué elementos tiene este personaje para conectar tan intensamente con un público transnacional y transgeneracional?
La historiadora uruguaya Isabella Cosse se desempeña desde hace años como investigadora en la Universidad de Buenos Aires, y ha dedicado su último libro, Mafalda, historia social y política, a desentrañar los significados sociopolíticos que esconde este tierno y carismático personaje, explicando en parte los motivos de su rotundo éxito.
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