Diez años de recesión han rematado en la insolvencia del gobierno de Puerto Rico y la quiebra de la economía del país. El drama boricua empezó antes que la crisis global que en 2008 emergió en Wall Street, y ahora contribuye a hacer más transparente pero más insoluble la situación de la isla. O, para ser más exactos, que ahora destapa el fracaso fiscal y económico del régimen colonial, tragedia social en la que ese régimen ha atrapado a la nación puertorriqueña, y hace imposible resolver el problema mientras ese régimen subsista.
La situación, entre otras consecuencias, no solo ha disparado la pérdida de empleos y el deterioro de los ingresos, sino la mayor estampida migratoria que la isla haya sufrido y el colapso de sus instituciones públicas. Por ejemplo, las familias quedan sin seguro de salud y los hospitales sin insumos, y solo en el año 2015 más de 3,000 médicos abandonaron el país.
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