Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia y Ecuador son hoy claros ejemplos de que la cacareada “libertad de prensa” es una farsa de la derecha para engañar, manipular y someter a los pueblos, además de atacar sin tregua a los procesos progresistas que perduran en la Patria Grande pese a la feroz guerra mediática de que son blancos.
Los sectores conservadores de Latinoamérica reiteran esa controvertida “expresión”, acuñada por Estados Unidos, con el objetivo de esconder su verdadero propósito: utilizar a los emporios de la información, o mejor dicho de la desinformación, como armas letales mediáticas contra las naciones y gobiernos de Nuestra América que defienden su independencia, favorecen a todos sus habitantes, y batallan por la paz e integración regional.
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